Cuenta la leyenda que la doncella Dectera, hija de Cathbad, uno de los más destacados nobles de la Corte de Connor Mc Nessa, desapareció un día junto con otras cincuenta jóvenes vírgenes y durante más de dos años no se supo nada de ellas.
Ya hacía tiempo se había dejado de buscarlas, cuando durante una cacería en la que tomaban parte los más prestigiosos señores del Ulster, vieron posarse sobre una llanura cercana a la capital, Emain Macha, a una bandada de pájaros blanquísimos. Los nobles decidieron cazar a las aves, persiguiéndolas con sus carros y lanzando piedras y lanzas.
A través de campos, arroyos y pequeños bosques continuó la persecución. Pronto notaron que eran aves muy extrañas, ya que volaban divididas en nueve grupos, cantando, y cada grupo era guiado por una pareja de aves sujeta entre sí por un delgado yugo de plata. Llegó la noche, y los cazadores estaban cansados y frustrados por el fracaso de la cacería. El rey Connor envió a dos hombres a buscar un refugio. Estos siguieron la ribera del Boyna, hasta llegar a las cercanías de Brug na Boyne, donde descubrieron una humilde choza.
Sin embargo, viendo que la noche se estaba cerrando cada vez más, se acercaron a la cabaña, siendo recibidos por un hombre joven, de aspecto gentil y elegante, junto al cual se encontraba una hermosa dama, su esposa. Ambos salieron a recibir a los enviados, invitándolos con deferencia a compartir esa noche con ellos en su morada.
La comitiva entera cruzó, un rato después, las puertas de la cabaña, y esta se convirtió de pronto en un hermoso castillo, con salón de banquetes, aposentos y demás. Sin embargo, la mayor sorpresa fué cuando el Rey reconoció en la dama a la bella Dectera, la perdida doncella, y en su esposo a Lugh, el del "Brazo Largo", hijo de Ethlinn, y en las doncellas que los acompañaba, a las cincuenta vírgenes que habían desaparecido. A pesar de la intriga, la velada transcurrió apacible, estaban todos tan cansados que casi ni hablaban.
Pero, la aún más insólita revelación llegó en la mañana, cuando todos despertaron y se hallaron yaciendo sobre la hierba, y todo lo visto en la noche había desaparecido mágicamente. En lugar de la cabaña, había un pequeño recinto, donde en su interior había una modesta cuna con un niño muy pequeño. Este era el regalo que Dectera hacía al pueblo del Ulster a través de su rey, Connor Mc Nessa, el cual había sido atraído con el señuelo de los pájaros, hasta el mágico lugar de Brug Na Boyne.
El niño fué llevado por los nobles hasta el palacio, y entregado a Finchaum, la hermana de Dectera, quien lo aceptó y bautizó como Setanta, viviendo desde ese momento en las posesiones que el Rey le otorgara a su madre adoptiva. Con el tiempo creció y se convirtió en un apuesto joven, y luego adoptó el nombre de Cuchulainn.
También se cuenta que el archidruida Morann, cuando el bebé Cuchulainn llegó al castillo, profetizó lo siguiente:
"Sus hazañas le ganarán el aprecio de los hombres y estarán en boca de todos. Reyes, sabios y guerreros cantarán sus alabanzas, pues este niño vengará las injusticias que los afligen, luchará en sus combates y paliará sus necesidades."
Sédanta (verdadero nombre de Cú Chulainn) tenía dos padres: Sualtamh, su padre humano, y Lugh, su padre divino y era hijo adoptivo de Conchobar, rey del Ulster. Un día, el rey invitó a Sédanta a una fiesta ofrecida por Culann el Herrero, pero el muchacho estaba jugando y prometió ir más tarde. El rey se olvidó de Sédanta; cuando éste llegó. Lo atacó el perro de Culann y él lo mató con las manos desnudas. Todos se disgustaron por el peligro que había corrido el muchacho y Culann lamentó haberse quedado sin protección. Sédanta se ofreció a actuar el mismo como perro guardián hasta que pudiera criar un cachorro de la misma raza y el druida Cathbhadh le dijo que, a partir de entonces, se llamaría Cú Chulainn, nombre que significa "el Sabueso de Culann".
Las principales hazañas de Cú Chulainn se narran en el "Táin Bó Cualinge" (La incursión del ganado de Cooley), en el que se reúnen las proezas de los héroes irlandeses, enfrentando a los "Hombres de Irlanda" (Connaught) con los "Hombres del Ulster". Se trata de una colección de relatos escritos probablemente hacia el año 700, el Táin incluye varias historias preliminares que dotan de una dimensión distinta a la narración, y entre ellas destaca la de Deirdre, que explica porqué Ferghus, héroe del Ulster, tomó el partido de Connaught. El escenario del conflicto es el siguiente: Ailill, rey de Connaught, y su esposa, Medhbh, discuten en la cama sobre un gran toro (el de los Cuernos Blancos) que en principio le pertenecía a ella, pero que pasó a formar parte del rebaño del rey porque no deseaba ser propiedad de una mujer. Medhbh jura que encontrará otro igual, pero el único comparable es el toro castaño de Cooley. Envía emisarios al propietario para ofrecerle una recompensa, pero los emisarios aseguran que si no se lo regala lo cogerán por la fuerza y estalla el conflicto. Los Hombres del Ulster, debido a una maldición, sufren una enfermedad que los debilita y sólo Cú Chulainn y su padre Sualtamh están libres y parten para enfrentarse al enemigo. Cú Chulainn mata a cientos de guerreros, mujeres y niños, incluyendo a su hermano de leche, Fer Diadh. Herido por los numerosos combates envía a su padre a alentar a los hombres del Ulster que, por fin, se dirigen contra los de Connaught. Ferghus rompe el escudo mágico del rey Conchobar provocando un chillido que despierta en Cú Chulainn el frenesí guerrero y, como Ferghus ha prometido no enfrentarse jamás a Cú Chulainn se retira con sus hombres. Mientras todo esto ocurría, el toro de Cooley había sido enviado a las cuadras de la reina Medhbh, donde entra en combate con el Toro de Cuerno Blancos. La tauromaquia se prolonga hasta la noche y tiene lugar por toda Irlanda. A la mañana siguiente, se ve al toro de Cooley con su rival vencido sobre los cuernos. Regresa al Ulster, esparciendo fragmentos de la carne del Toro de Cuernos Blancos, y al llegar a la frontera de Cooley, su corazón se rompe y muere. Los bandos enfrentados firman la paz y no habrá más batallas durante siete años.
En la guerra contra Medhbh, reina de Connaught, Cú Chulainn mata a un guerrero, Cailidín, cuya esposa da a luz a tres niños y tres niñas. Medhbh los envía al extranjero a que estudien hechicería y cuando regresa los enfrenta a Cú Chulainn. éste intenta evitar el combate escondiéndose en el Valle de los Sordos, pero los hijos de Cailidín lo encuentran y le obligan a batirse. Los hijos de Cailidín habían preparado tres jabalinas mágicas; la primera mató al auriga de Cú Chulainn, la segunda a uno de sus caballos y la tercera alcanzó al héroe. Al comprender que su muerte estaba próxima, se ató a una columna para poder enfrentarse erguido a sus enemigos. Nadie se atrevió a acercarse a él durante tres días, hasta que se posó sobre la columna una de las hijas de Cailidín en forma de cuervo, momento en el que todos supieron que Cú Chulainn había muerto. (Fuentes ErinWeb y TextosMágicos)
Harold Frederick Shipman nació en Bestwood, condado de Nottingham el 14 de enero de 1946, fue criado en el seno de una familia de clase obrera y tuvo una infancia relativamente normal. Debido a la influencia de su madre, Vera, siempre mantuvo cierta distancia con la gente del barrio, de hecho, se dice que fue el preferido de su madre quien le veía como el más promisorio de sus hijos.
Su buen desempeño durante la educación básica le gana un sitio en la High Pavement Grammar School, en donde se convierte en un estudiante mas bien mediocre y solitario. En el verano de 1963, a los 17 años, pasa muchas horas junto a su madre quién está muriendo de cáncer pulmonar, una y otra vez atestigua como le es inyectada morfina para calmar los dolores provocados por la enfermedad.
De acuerdo a la hipótesis de Richard Badcock, siquiatra convocado por la juez Janet Smith, ese sentimiento de impotencia y vulnerabilidad habría desencadenado más tarde en Shipman la voluntad de tener el poder absoluto en relación al proceso de la vida y la muerte
A la muerte de su madre llevo una cinta negra alrededor del brazo durante varios días, pero nunca desahogo su pesar. Retoma con tesón implacable sus estudios y no obstante ser rechazado dos veces, a los 19 años comienza su carrera médica en la Universidad de Leeds.
Durante su primer año en Leeds conoce a Primrose Oxtoby, una decoradora de escaparates de 16 años de edad. Al cabo de algunos meses de relación ella queda embarazada y contraen matrimonio tres meses antes de que nazca su primera hija, Sarah. Mas adelante tendrían otros tres hijos.
En marzo de 1974 empezó a ejercer en un consultorio de Todmorden, Yorkshire. Era taciturno y reservado, pero parecía tener un conocimiento medico enciclopédico y derrochaba energía. Fue entonces cuando comenzó a sufrir desmayos. Shipman dijo que padecía epilepsia, pero la verdadera razón era que se había vuelto adicto a la un narcótico llamado petidina. Fue descubierto accidentalmente y fue despedido del consultorio pero el Consejo Medico General lo dejo seguir ejerciendo a condición de que lo supervisara un psiquiatra. Un juez lo multo con 600 libras.
En 1979, Shipman solicitó un puesto en el Centro Medico Donneybrook, en Hyde. Fue sincero respecto a su anterior adicción a la petidina y aseguro a quienes lo entrevistaron que había superado del todo sus problemas y pidió que confiaran en él. Pronto le reconocieron no solo como un buen medico sino quizá como el mejor de Hyde.
En 1992, 14 años después, Shipman toma por fin la decisión de instalar un consultorio propio. La separación no fue grata para sus socios de Donneybrook. Aprovechándose de una falla en su contrato abre el consultorio en Market Street, cerca del hospital, y se lleva consigo a sus 2,300 pacientes.
Con su barba cana y aires de indefenso intelectual, buen padre de familia y esposo ejemplar, Harold se ganaba la confianza de sus pacientes quienes le consideraban como un doctor amable, hogareño y cariñoso, siempre preocupado por su salud. Era un miembro respetado de la sociedad de Hyde, residencia principalmente de personas mayores y trabajadores que solo van allí a dormir. A nadie extrañaba que el buen doctor visitara en su domicilio a algunos de sus pacientes para ahorrarles el viaje hasta su consultorio.
El miércoles 24 de junio de 1998 una de estas visitas domiciliarias marcaría el inicio de una serie de sucesos que conmoverían a la opinión pública inglesa y de todo el mundo y llevarían a descubrir la otra cara del Dr. Shipman, la del "Doctor Muerte".
Aquella mañana a las ocho, Harold Shipman fue recibido por la Sra. Kathleen Grundy de 81 años en su domicilio de Joel 79, apenas a tres kilómetros del consultorio de éste en la calle Market. Nada extraño había en ello, Kathleen había sido su paciente durante los últimos 20 años. Tras auscultarla procedió a ponerle una inyección y unos minutos después el Dr. abandonaba la casa para ir a su consultorio. Ese mismo día, algunas horas más tarde, se recibiría en Hamilton Ward & Co., un bufete de abogados también de la calle Market, una carta con dirección de remitente de Kathleen Grundy .
Angela Woodruff, hija de Kathleen, abogada de un despacho de Warwickshire a 130 kilómetros de Hyde, no podía comprender como era que su madre había muerto, apenas algunas semanas antes había estado de visita con ella y se veía bien de salud y animosa. El Dr. Shipman trató de consolarla diciéndole que no había nada de extraño, muchas muertes por edad avanzada sucedían así, sin previo aviso, de hecho no sería necesaria una autopsia. La Sra. Grundy fue enterrada en el cementerio de Hyde el 1 de julio.
Dos semanas más tarde, Angela recibió una llamada telefónica de Hamilton Ward & Co. Le dijeron que habían recibido un testamento a nombre de la señora Kathleen Grundy, en la cual legaba la totalidad de sus bienes, valuados en 386 mil libras esterlinas, al doctor Harold Shipman. En el bufete estaban confundidos porque nunca habían representado legalmente a la anciana. Para Angela el desconcierto fue mayor, ya que ella había sido siempre la representante legal de su madre. Cuando le enviaron por fax una copia del testamente se llevo otra sorpresa. El texto era escueto y frío, escrito al descuido con una maquina defectuosa, lo cual habría escandalizado a la señora, que era muy meticulosa. Angela conocía bien la firma de su madre, y esa le pareció demasiado grande. Convencida de que el testamento era una burda falsificación, discutió el asunto con su esposo Phil, profesor de física en la universidad de Warwick, el cual se pregunto si alguien intentaba desacreditar al doctor Shipman.
Angela decidió hacer su propia investigación antes de hacer algo, se entrevistó con los testigos que validaban el documento y descubrió con sorpresa que ambos apuntaban al Dr. Shipman. Tras consultarlo con uno de sus socios, un hombre versado en derecho penal decidió acudir a la policía.
El jefe de investigadores Bernard Postles de 45 años, de la policía de Stalybridge, tomó conocimiento del caso, él y sus hombres descubrieron que no era la primera vez que el doctor Shipman estaba bajo sospecha.
Debbie Bambroffe quién trabajaba en la empresa funeraria de su familia también había reparado en algunas extrañas coincidencias sobre la muerte de algunos pacientes del Dr. Shipman y comentó sus sospechas con Susan Booth quién era socia del consultorio Brooke. En Inglaterra, antes de que se haga una cremación, un medico de otro consultorio debe examinar el cadáver y Brooke era quién normalmente avalaba las cremaciones solicitadas por Shipman.
En marzo de 1998, la doctora Linda Reynolds, una de las socias de Booth, fue a visitar al medico forense local John Pollard. Le contó la extraña sucesión de hechos del último año, y al final hizo hincapié en lo delicado de su situación. Pollard la comprendió y acudió a la policía de Manchester, pero pidió discreción absoluta. Entonces se abrió una investigación. Los agentes averiguaron que el doctor Shipman había firmado 19 certificados de defunción en los seis meses anteriores, mas tarde se enterarían de que la cifra real era 30, con todo, las autoridades de salud pública localizaron los registros médicos de solo 14 de las 19 defunciones, y contenían pocos datos sobre las circunstancias en que ocurrieron.
Postles examino una fotocopia del testamento de la señora Grundy y se percato de que en un recuadro se había indicado su voluntad de ser incinerada. Por suerte esta voluntad no había sido respetada y decidió exhumar el cadáver de la señora Grundy. A las dos de la mañana del sábado 1 de agosto fue exhumado el cadáver e inmediatamente enviado al servicio forense, la autopsia comenzó a las 8.30 de la mañana. Mientras tanto la policía se dedicó a averiguar cuanto fuera posible sobre Harold Shipman.
Hacia finales de agosto, Julie Evans, toxicóloga del laboratorio de Servicios Forenses de Chorley, Lancashire, comunicó a Postles que había encontrado en el cadáver de la Sra. Grundy niveles de morfina que indicaban una sobredosis. Shipman fue interrogado pero negó saber el porqué. El medico dijo que los detalles del caso estaban en su computadora, lo que no parecía saber era que la fecha y la hora exactas de sus anotaciones estaban registradas en el disco duro de su maquina. Y, mientras lo interrogaban, un grupo de especialistas de la policía estaba copiando ese disco. No tardaron en determinar que muchas de las anotaciones sobre la señora Grundy -hechas supuestamente durante las consultas en años anteriores- en realidad habían sido introducidas en la computadora el día de su muerte.
El 7 de septiembre de 1998, al acusar formalmente a Shipman por el asesinato de la Sra. Grundy y hacerse públicos los descubrimientos de la policía muchos familiares de pacientes fallecidos del Dr. Shipman comenzaron a mostrar sus dudas. Uno tras otro los casos fueron desgranándose y 11 exhumaciones y autopsias más las anotaciones falseadas en la computadora del Dr. fueron dibujando una imagen realmente terrorífica.
La sala Uno del Tribunal de Preston fue testigo, a partir del 5 de octubre de 1999, del juicio de Shipman. En total enfrentaba 15 cargos por homicidio y uno por falsificar el testamento de la señora Kathleen Grundy.
En su mayor parte, el testimonio de Shipman fue cuidadoso, jamás aceptó haber cometido los crímenes. Tras siete días de escuchar al fiscal presentar pruebas y oír el testimonio de mas de 120 testigos, el jurado aun tardo una semana en llegar al veredicto. El 31 de enero de 2000 declararon al acusado culpable de los 15 cargos de homicidio y de la falsificación del testamento.
El juez Forbes no escatimo palabras al dirigirse a él. "Usted asesino a todas y cada una de sus víctimas pervirtiendo sus habilidades medicas de manera calculada y a sangre fría -le dijo-. Casi tengo la certeza de que cada una de esas mujeres le sonrió y expreso su agradecimiento mientras las sometía a sus mortales tratamientos. No hay adjetivos para calificar la maldad de todo lo que usted a hecho".
La Universidad de Leicester ha hecho público un minucioso informe que ahonda en los historiales clínicos tratados por Harold Shipman en su carrera como facultativo y su conclusión es escalofriante: probablemente más de 297 de sus pacientes no murieron por causas naturales. Los investigadores, médicos y jueces que han tomado parte del caso del "Dr. Muerte" han descartado la eutanasia o el lucro como móviles de sus horrendos crímenes. El porqué de sus actos es un secreto que se llevó a la tumba. (Fuente LatinoSeguridad