13 de Enero 2006

Tristán e Isolda

Era hijo del rey Melodias, que era vasallo del rey Arturo. Su madre, Isabel de Lionesse, era hermana del rey Mark de Cornualles y murió al darle a luz por lo que al niño se le puso el nombre de Tristán que significa doloroso nacimiento.

Fueron famosos sus amores con Isolda y fue el prototipo del caballero atormentado por una pasión amorosa que hacía de su vida un continuo tomento. No encajaba dentro del estereotipo de la Orden de Arturo pues era un caballero ilustrado, músico, escritor de libros de caza, inventor de sones para el cuerno de caza, amante de los libros.

La familia era originaria de Liones, ciudad que algunos identificaron con la francesa Lyon.Otra leyenda cuenta que estaba situada en una franja de terreno que unía Francia e Inglaterra y que como castigo divino, que merecían la mayor parte de sus habitantes, esta franja de terreno fue devorada por el mar. Sólo un hombre se salvó, el que poseía el caballo mas rápido del reino, que galopando consiguió que no le arrastraran las aguas. Este fue el fundador de la familia se Tristán.

Tristán fue educado por un vasallo del rey Melodias llamado Governal.
Melodias guardó luto por su esposa durante siete años al cabo de los cuales volvió a casarse.

La nueva esposa estaba celosa de Tristán pues sabía que a la muerte de su esposo sería el heredero del reino, y no el hijo que ella había dado a Melodias. Vertió veneno en la copa en la que solía beber Tristán pero fue su propio hijo el que bebió y murió. En un segundo intento por matarle la asesina hubo de confesar porque esta vez fue el propio rey el que estuvo a punto de beber la copa envenenada. El rey la condenó a morir pero Tristán intercedió por ella y se la dejó vivir.

Melodias decidió enviar a su hijo a Francia para que teminára su educación. Allí destacó en la música, aprendiendo muy pronto a tañer el arpa con tal habilidad que nadie podía vencerlo.Destacó también en la caza, llegando incluso a escribir tratados cinegéticos y a inventar un código de señales emitido con la voz y otro con los cuernos de caza. En los hechos de armas era invencible y su encanto ninguna mujer podía resistirlo.

Volvió a su patria cuando contaba 19 años. Alli se enteró de que el rey de Irlanda, Angustias, había enviado a la Corte del rey Mark de Cornualles (que era su tío, por ser hermano de su madre) un emisario, sir Marhaus, para que exigiera un tributo que Cornualles abonaba hacía mucho tiempo a Irlanda. Este emisario desafió a cualquier caballero de la corte a luchar con el. Si le vencían el tributo sería perdonado.

Pero nadie en la corte del rey Mark se atrevía a luchar con él y Tristán pidió permiso a su padre para ir a la corte de su tío para enfrentarse a Marhaus.
Se enfrentó con el y le venció al incrustarle la espada en el yelmo. Al querer sir Marhaus quitársela la espada se rompió y un pedazo quedó en su craneo. Se declaró vencido y regresó a su patria donde murió pronto.

Pero Tristan habia sido herido por la punta de la lanza de sir Marhaus que estaba envenenada. La herida no respondía a ningún tratamiento y empiezó a oler tan mal que se decidió dejarle en una barca a la deriva. En estas condiciones llegó a un castillo y viendo los dueños que estaba herido lo llevaron al interior del palacio. En realidad era el palacio del rey de Irlanda y de su esposa la reina que era hermana de Marhaus, por lo que Tristán nada dijo de su nombre y procedencia. Le cuidó sus heridas Isolda, la hija del rey y ambos terminaron enamorándose.
Aún convaleciente Tristán hubo de enfrentarse a Palomides, un caballero sarraceno que pretendía la mano de Isolda, venciéndole también.

La reina desconfiaba de él y un día en que Tristán estaba bañándose entro en sus aposentos y vio la espada de Tristán a la que le faltaba un trozo. Enseguida corrió a buscar el trozo que había sacado del cráneo de su hermano antes de morir y vió que encajaba a la perfección. Comunicado tal hecho al rey este pidió a Tristán que abandonara su corte.

Tristán juró amor eterno a Isolda e Isolda juró que no se casaría sin el consentimiento de Tristán y ambos intercambiaron los anillos. tras lo cual Tristán abandonó el reino y a su amada.

Vuelto a Cornualles se convirtió en uno de los principales caballeros de la corte de su tío. Su tío Mark era hombre envidioso y celoso de los éxitos que en todos los terrenos tenía su sobrino, ideó una manera de vengarse. Tristán le había contado sus amores con Isolda y la belleza de esta por lo cual Mark decidió casarse con ella. Llamó a Tristán y le pidió que fuera a la corte del rey Angustias a pedir para él la mano de su hija.

Durante el viaje arribó en Bretaña y se enteró que el rey Angustias estaba en la corte de Arturo acusado de traición y que no había ningún caballero que quisiera defenderlo en el campo del honor. Tristán luchó por el y venció al campeón de Arturo aunque no quiso matarle. Este caballero vencido era sir Blamore primo de Lancelot y Lancelot sintió al momento afecto por Tristán.

Tristán volvió a Irlanda con el rey Angustias y una vez allí le confió la misión que traía. La negación de la mano hubiera sido faltar a las normas de caballería por lo cual Angustias aceptó. Isolda tenía una criada y a ella entregó la reina una poción amorosa para que se la hiciera beber a su hija y al rey Mark el día de la boda y que haría que ambos se amasen toda la vida.

El viaje no tuvo contratiempos y la vispera de la llegaba Tristán e Isolda decidieron beber juntos para despedirse. Ella vio un frasco dorado que pensó tendría vino y ambos bebieron de él. Pasados unos minutos ambos se abrazaron presas de una loca pasión. Una vez desembarcados enseguida el rey Mark se casó con Isolda. La noche de bodas es la criada de Isolda quien la pasó con el rey Mark. A partir de este momento empiezan a idear un sistema de mensajes para verse siempre que podían y con el que engañaron al rey Mark durante dos años. Pero el rey los descubre dormidos con una espada en medio y piensa que quizás ha sido injusto con ellos, accede a volver a aceptar a Isolda siempre que Tristán se marche al exilio.

La vida para Tristán se hacía insoportable. Va a Bretaña donde incluso rescató a Arturo de una emboscada pero siguió errante sin querer unirse a la Tabla Redonda a pesar de los ruegos de todos. Tras varios episodios más, terminó incorporándose a la Orden de Arturo y ocupando el asiento que antes ocupara sir Marhaus, a quien él había dado muerte. Es forzado de nuevo a errar y se pone al servicio del rey Hoel, que tiene una hija llamada también Isolda con la cual se casa pero no llega a consumar el matrimonio, sino que vuelve a Cornualles y rapta a Isolda su enamorada. Buscan refugio en el castillo de la Guardía Gozosa, propiedad de Lancelot, hasta que Arturo convence al rey Mark para que vuelva a aceptar a Isolda de nuevo y les perdone a ambos.

Tristán vuelve a Bretaña y es herido en una batalla. Viéndose malherido manda un barco para que traigan a su amada y da instrucciones a los marineros que deben traerla para que si acepta venir y la traen, pongan velas blancas en el barco y si no viene las pongan negras. Ya no puede ni levantarse de la cama e Isolda su esposa, que lo acompaña y llevada por los celos que sentía, le dice que las velas son negras aunque no era verdad, en ese momento Tristán muere. Cuando la otra Isolda llega y ve a su amor muerto se tiende junto a él y muere también. Son enterrados en tumbas contiguas de las que brotan zarzas rojas y blancas que se entrelazan. La Isolda esposa se arroja desde una ventana al acantilado y muere también. El rey Mark sigue vivo y cuando Arturo marcha a Avalon asola el reino de Bretaña.

Se cuenta otra versión poco probable que afirma que cierta tarde, mientras Tristán tocaba su arpa ante la reina Isolda, el celoso rey Mark le hizo asesinar por la espalda. (Fuente Proyecto Arcadia)

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5 de Enero 2006

Gilles de Rais

Pues ultimamente ando liado con la Asiateca y otras colaboraciones y se me hace complejo actualizar el Criadero como querría, pero siempre hay tiempo para textos interesantes, y este cuanto menos lo es jejeje.


Gilles de Rais nació en el gélido otoño de 1404, en la Torre Negra del castillo de Champtocé, en Anjou (Francia). Sus padres fueron el noble Guy II de Laval y la dama Marie de Croan. Ambos provenían de los más rancios linajes franceses, poseyendo cada uno una gran fortuna que se incrementó tras su unión. En sus primeros años, él y su único hermano, René, apenas tuvieron contacto con sus padres. A decir verdad, debemos atribuir su crianza y educación a tutores e institutrices.

El pequeño Gilles se instruyó como otros infantes de su condición social en las lides de la escritura y la lectura, manejando muy pronto lenguas como latín y griego. La prematura muerte de sus padres dejó la tutela de los niños en manos de su abuelo materno, Jean de Craon, hombre de carácter enérgico y violento que influyó negativamente en el ánimo del primogénito Gilles. Éste llegó a decir años más tarde sobre él: "Me enseñó a beber, inculcándome desde muy niño a extraer placer de pequeñas crueldades. Nada más lejos de lo que otros hombres han pensado, sentido, imaginado o incluso hecho... Bajo su custodia aprendí a despegarme de los poderes terrenos y divinos, con lo que creí que era omnipotente".

El muchacho manifestó ya a una edad temprana una pericia desacostumbrada en todo lo que emprendía, dejando pronto atrás a sus maestros y confiando en su propia sed de conocimientos y en su capacidad para adquirirlos. Jean de Craon era demasiado viejo para llevar a cabo la tarea de disciplinar a su nieto mayor, cuyo temperamento le hacía tan indomable como egocéntrico. Manifestó también muy pronto un carácter rebelde, así como un deseo irresistible de imponer su voluntad sobre todos los que le rodeaban. En sus años de instrucción militar demostró ser un aventajado discípulo en lo concerniente a doctrina castrense y empleo de las armas, cualidades que desarrolló hasta la perfección cuando intervino, tiempo más tarde, en los combates contra los ingleses al servicio del delfín Carlos VII.

A los 14 años recibió, en su primera ceremonia oficial, una espléndida armadura blanca milanesa con la que se le concedía la distinción de caballero. Dos años más tarde, el aspecto físico que presentaba Gilles de Rais no podía ser mejor para un joven aristócrata de alta cuna. Superaba con creces los 1,80 metros, por los que se repartía un cuerpo perfectamente musculado y sano. Por su continuo entrenamiento militar era muy ancho de hombros, ágil de movimientos y poseía una elegancia natural. A todo esto añadía un aspecto agraciado debido a su morfología facial, donde predominaban dos inmensos y claros ojos azules escoltados por altos pómulos, muy típicos de la naturaleza bretona. El conjunto se completaba con un negro y ondulado cabello que acentuaba aún más su lustrosa tez aceitunada y sus rojizos labios carnosos.

Como vemos, el bello muchacho, dada su apariencia y fortuna incalculable, no iba a representar ningún problema a la hora de solicitar la mano de cualquier damisela perteneciente a las grandes casas francesas. Sin embargo, un hecho interfirió gravemente en esta pretendida y, por otra parte, lógica búsqueda; su evidente homosexualidad. A pesar de ello, se desposó con su prima Catherine de Thouars, en 1420, tras un abrupto secuestro de la joven y posterior boda clandestina. Años más tarde, en 1429, nacería Marie, el único fruto carnal del complejo aristócrata.

En 1424 le reconocieron la anhelada mayoría de edad. Estaba a punto de cumplir 20 años y lo primero que solicitó fue el dominio absoluto sobre el inmenso patrimonio que le pertenecía por derecho. Más tarde, entró al servicio militar de Carlos VII —delfín de Francia—, quien veía seriamente comprometida su aspiración al trono por la intervención de los ejércitos ingleses y borgoñeses en la guerra de los Cien Años.

Desde que comenzó a guerrear (tenía sólo 16 años) bajo la bandera de el duque Juan V de Bretaña hasta que entró al servicio personal del delfín Carlos, sus condiciones como combatiente mejoraron de forma sobresaliente. Durante sus primeras acciones de guerra —enmarcadas en los litigios que enfrentaron a las casas de Monfort y de Penthiévre—, Gilles demostró una inusual destreza con las armas, arremetiendo contra el enemigo en una ignorancia, consciente o no, de los peligros que se cernían sobre él.

De Rais luchaba con el valor propio de aquellos héroes que protagonizaron leyendas y romanceros populares. Sus compañeros aseguraban que un espíritu demoníaco le poseía cada vez que la sangre afloraba como consecuencia del combate. Quizá no les faltaba razón, pues la verdad es que el joven disfrutaba con la guerra, era como un juego para él: cabalgar a lomos de su caballo favorito, Noisette, desenvainar su espada y medirse al enemigo en singular duelo, nada mejor para un hombre de armas francés, educado para la guerra y preparado para morir si tal menester fuese necesario.

En 1429 la situación para la Francia leal a Carlos VII era ciertamente desesperada. En aquel tiempo surgió la figura de Juana de Arco, una modesta campesina que aseguraba ser guiada por voces sobrenaturales hacia la defensa y coronación del delfín galo en la catedral de Reims. La necesidad del momento provocó que nobleza y pueblo se aferraran a los vaticinios de la joven aldeana, y pronto el fervor se adueñó de aquellos escenarios cubiertos por la necesidad.

El barón de Laval recibió el encargo de escoltar y proteger a la doncella en su camino a Orleans, último bastión que permanecía fiel a los intereses de Carlos y que en esos meses se encontraba sitiado por tropas inglesas. Gilles supo, desde que la vio por primera vez, que ella sería el principal estímulo para su atormentada vida. Por eso, no dudó ni un instante en aceptar el mandato real poniendo a disposición de la iluminada cuanto material quisiese disponer para la campaña que estaba a punto de emprender. El ardoroso militar cambió su actitud, siempre agresiva, por otra bien distinta en aquellos días de febril actividad en la ciudad de Chinon. En diferentes ocasiones buscó el tiempo necesario para encontrarse con la doncella, dispuesto a sostener largas conversaciones que encendieron aún más su fe en ella y en la santa misión de la que era emisaria.

Años más tarde la recordaría con estas palabras: "Cuando la vi por primera vez parecía una llama blanca. Fue en Chinon, al atardecer, el 23 de febrero de 1429. Desde el principio fui su amigo, su campeón. En el momento en que entró en aquella sala un estigma maligno escapó de mi alma y, ante el escepticismo del delfín y la corte, yo persistí en creer en su misión divina. En presencia de ella y por ese breve lapso de tiempo, yo iba en compañía de Dios y mataba por Dios. Al sentir mi voluntad incorporada a la suya, mi inquietud desapareció", comentó.

Después del éxito en la liberación de Orleans y otras campañas, la doncella pudo cumplir su promesa de coronar a Carlos VII. Por su parte, Gilles recibió los honores de mariscal de Francia cuando ni siquiera había cumplido 25 años. Esta distinción le elevó por encima de sus iguales, convirtiéndole en el hombre más poderoso del momento. No obstante, la captura de la doncella a manos británicas y su ejecución en la hoguera ante la impasibilidad del monarca francés abocaron al flamante héroe a un abismo del que ni pudo ni quiso zafarse.

Tras la desaparición de la inmaculada pureza encarnada en aquella mujer a la que tanto había amado, no le quedaba nada por lo que luchar en esta Tierra, ni compromisos que asumir al servicio de nadie. El día en el que murió la doncella de Orleans también lo hizo el cuerpo carnal de Gilles de Rais, quien se transformó de orgulloso mariscal de Francia en el principal emisario de Satán en la Tierra. Aún le restaban nueve años de vida en los que enarboló la bandera negra del mal en toda suerte de crímenes y depravaciones horrendas.

En ese periodo se entregó a excéntricos mecenazgos artísticos, como una megalómana recreación teatral del sitio de Orleans, así como toda suerte de orgías, desenfrenos y prácticas alquímicas que intentaban recomponer sus, cada vez más depauperadas, arcas patrimoniales. Mientras, saciaba su sed psicópata con el asesinato de niños secuestrados en la región dominada por él. Se estima que entre 1431 y 1440 desaparecieron en aquella zona no menos de 1.000 niñas y niños, y a buen seguro el barón de Laval tuvo algo que ver en un alto porcentaje de las ausencias.

Finalmente, el escándalo alcanzó a todos los estratos sociales y la propia Iglesia decidió tomar cartas en el asunto, junto al poder civil, ordenando la detención del siniestro ogro. En octubre de 1440, después de un tumultuoso juicio, Gilles fue declarado culpable del asesinato de 140 niños, aunque se dijo que pudieron ser muchos más. El 26 de ese mes, tras haber pedido perdón a los padres de sus víctimas, fue ahorcado y quemado públicamente en un prado de la ciudad de Nantes.

De su tétrica confesión extraemos estas palabras: "Recuerdo que desde mi infancia los más grandes placeres me parecían terribles. Es decir, el Apocalipsis era lo único que me interesaba. Creí en el infierno antes de poder creer en el cielo. Uno se cansa y aburre de lo ordinario. Empecé matando porque estaba aburrido y continué haciéndolo porque me gustaba desahogar mis energías. La muerte se convirtió en mi divinidad, mi sagrada y absoluta belleza. He estado viviendo con la muerte desde que me di cuenta que podía respirar. Mi juego por excelencia es imaginarme muerto y roído por los gusanos". (Fuente: Suplementos ElMundo)

Posted by Alikuekano at 1:21 PM | Comments (3)