Cuenta la leyenda que la doncella Dectera, hija de Cathbad, uno de los más destacados nobles de la Corte de Connor Mc Nessa, desapareció un día junto con otras cincuenta jóvenes vírgenes y durante más de dos años no se supo nada de ellas.
Ya hacía tiempo se había dejado de buscarlas, cuando durante una cacería en la que tomaban parte los más prestigiosos señores del Ulster, vieron posarse sobre una llanura cercana a la capital, Emain Macha, a una bandada de pájaros blanquísimos. Los nobles decidieron cazar a las aves, persiguiéndolas con sus carros y lanzando piedras y lanzas.
A través de campos, arroyos y pequeños bosques continuó la persecución. Pronto notaron que eran aves muy extrañas, ya que volaban divididas en nueve grupos, cantando, y cada grupo era guiado por una pareja de aves sujeta entre sí por un delgado yugo de plata. Llegó la noche, y los cazadores estaban cansados y frustrados por el fracaso de la cacería. El rey Connor envió a dos hombres a buscar un refugio. Estos siguieron la ribera del Boyna, hasta llegar a las cercanías de Brug na Boyne, donde descubrieron una humilde choza.
Sin embargo, viendo que la noche se estaba cerrando cada vez más, se acercaron a la cabaña, siendo recibidos por un hombre joven, de aspecto gentil y elegante, junto al cual se encontraba una hermosa dama, su esposa. Ambos salieron a recibir a los enviados, invitándolos con deferencia a compartir esa noche con ellos en su morada.
La comitiva entera cruzó, un rato después, las puertas de la cabaña, y esta se convirtió de pronto en un hermoso castillo, con salón de banquetes, aposentos y demás. Sin embargo, la mayor sorpresa fué cuando el Rey reconoció en la dama a la bella Dectera, la perdida doncella, y en su esposo a Lugh, el del "Brazo Largo", hijo de Ethlinn, y en las doncellas que los acompañaba, a las cincuenta vírgenes que habían desaparecido. A pesar de la intriga, la velada transcurrió apacible, estaban todos tan cansados que casi ni hablaban.
Pero, la aún más insólita revelación llegó en la mañana, cuando todos despertaron y se hallaron yaciendo sobre la hierba, y todo lo visto en la noche había desaparecido mágicamente. En lugar de la cabaña, había un pequeño recinto, donde en su interior había una modesta cuna con un niño muy pequeño. Este era el regalo que Dectera hacía al pueblo del Ulster a través de su rey, Connor Mc Nessa, el cual había sido atraído con el señuelo de los pájaros, hasta el mágico lugar de Brug Na Boyne.
El niño fué llevado por los nobles hasta el palacio, y entregado a Finchaum, la hermana de Dectera, quien lo aceptó y bautizó como Setanta, viviendo desde ese momento en las posesiones que el Rey le otorgara a su madre adoptiva. Con el tiempo creció y se convirtió en un apuesto joven, y luego adoptó el nombre de Cuchulainn.
También se cuenta que el archidruida Morann, cuando el bebé Cuchulainn llegó al castillo, profetizó lo siguiente:
"Sus hazañas le ganarán el aprecio de los hombres y estarán en boca de todos. Reyes, sabios y guerreros cantarán sus alabanzas, pues este niño vengará las injusticias que los afligen, luchará en sus combates y paliará sus necesidades."
Sédanta (verdadero nombre de Cú Chulainn) tenía dos padres: Sualtamh, su padre humano, y Lugh, su padre divino y era hijo adoptivo de Conchobar, rey del Ulster. Un día, el rey invitó a Sédanta a una fiesta ofrecida por Culann el Herrero, pero el muchacho estaba jugando y prometió ir más tarde. El rey se olvidó de Sédanta; cuando éste llegó. Lo atacó el perro de Culann y él lo mató con las manos desnudas. Todos se disgustaron por el peligro que había corrido el muchacho y Culann lamentó haberse quedado sin protección. Sédanta se ofreció a actuar el mismo como perro guardián hasta que pudiera criar un cachorro de la misma raza y el druida Cathbhadh le dijo que, a partir de entonces, se llamaría Cú Chulainn, nombre que significa "el Sabueso de Culann".
Las principales hazañas de Cú Chulainn se narran en el "Táin Bó Cualinge" (La incursión del ganado de Cooley), en el que se reúnen las proezas de los héroes irlandeses, enfrentando a los "Hombres de Irlanda" (Connaught) con los "Hombres del Ulster". Se trata de una colección de relatos escritos probablemente hacia el año 700, el Táin incluye varias historias preliminares que dotan de una dimensión distinta a la narración, y entre ellas destaca la de Deirdre, que explica porqué Ferghus, héroe del Ulster, tomó el partido de Connaught. El escenario del conflicto es el siguiente: Ailill, rey de Connaught, y su esposa, Medhbh, discuten en la cama sobre un gran toro (el de los Cuernos Blancos) que en principio le pertenecía a ella, pero que pasó a formar parte del rebaño del rey porque no deseaba ser propiedad de una mujer. Medhbh jura que encontrará otro igual, pero el único comparable es el toro castaño de Cooley. Envía emisarios al propietario para ofrecerle una recompensa, pero los emisarios aseguran que si no se lo regala lo cogerán por la fuerza y estalla el conflicto. Los Hombres del Ulster, debido a una maldición, sufren una enfermedad que los debilita y sólo Cú Chulainn y su padre Sualtamh están libres y parten para enfrentarse al enemigo. Cú Chulainn mata a cientos de guerreros, mujeres y niños, incluyendo a su hermano de leche, Fer Diadh. Herido por los numerosos combates envía a su padre a alentar a los hombres del Ulster que, por fin, se dirigen contra los de Connaught. Ferghus rompe el escudo mágico del rey Conchobar provocando un chillido que despierta en Cú Chulainn el frenesí guerrero y, como Ferghus ha prometido no enfrentarse jamás a Cú Chulainn se retira con sus hombres. Mientras todo esto ocurría, el toro de Cooley había sido enviado a las cuadras de la reina Medhbh, donde entra en combate con el Toro de Cuerno Blancos. La tauromaquia se prolonga hasta la noche y tiene lugar por toda Irlanda. A la mañana siguiente, se ve al toro de Cooley con su rival vencido sobre los cuernos. Regresa al Ulster, esparciendo fragmentos de la carne del Toro de Cuernos Blancos, y al llegar a la frontera de Cooley, su corazón se rompe y muere. Los bandos enfrentados firman la paz y no habrá más batallas durante siete años.
En la guerra contra Medhbh, reina de Connaught, Cú Chulainn mata a un guerrero, Cailidín, cuya esposa da a luz a tres niños y tres niñas. Medhbh los envía al extranjero a que estudien hechicería y cuando regresa los enfrenta a Cú Chulainn. éste intenta evitar el combate escondiéndose en el Valle de los Sordos, pero los hijos de Cailidín lo encuentran y le obligan a batirse. Los hijos de Cailidín habían preparado tres jabalinas mágicas; la primera mató al auriga de Cú Chulainn, la segunda a uno de sus caballos y la tercera alcanzó al héroe. Al comprender que su muerte estaba próxima, se ató a una columna para poder enfrentarse erguido a sus enemigos. Nadie se atrevió a acercarse a él durante tres días, hasta que se posó sobre la columna una de las hijas de Cailidín en forma de cuervo, momento en el que todos supieron que Cú Chulainn había muerto. (Fuentes ErinWeb y TextosMágicos)
Este dios de la luz es hijo de Odin y es uno de los dioses más importantes de los germanos. Su nombre parece significar "el que lanza claros rayos"; los escandinavos que lo nombraban, dicen de él que era grande y hermoso, sus dientes eran de oro puro, armado con una gran espada centelleante, y un majestuoso caballo, andaba de centinela al lado del arco iris, cuidaba la morada de los dioses a causa de ver y oír todo, veía de noche lo mismo que de día, por esta razón casi ni dormía. Era enemigo implacable de Loki, ya que éste se burlaba sin piedad de sus funciones de guardián y vigilante de los dioses.
Heimdall es el guardián del puente Bifrost que va de Midgard a Asgard, por lo que los dioses le han dotado de una visión y un oído extraordinarios. Ve a una distancia de más de 100 millas y oye crecer la lana en los lomos de los corderos. Es el que anunciará el comienzo de Ragnarok haciendo sonar su cuerno Gjallarhorn que se oirá en todo el mundo.
Hygelac era rey de los Jutos y su sobrino era Beowulf. Ya siendo muy joven, Beowulf dio muestras de su gran valor en una batalla contra los suecos.
Pero su primera gran hazaña consistió en su lucha contra Breka (uno de los nobles de la corte de su tío). Los dos empezaron una lucha a espada. En el fragor de su batalla terminaron por sumergirse en las aguas del mar, donde siguieron luchando. Cinco días enteros estuvieron nadando y peleando, hasta que una tempestad les separó. Breka fue arrastrado a la orilla, pero Beowulf lo fue hacia unas colinas, donde resistió el embate no sólo de las olas, sino de las hostiles ondinas y otros monstruos marinos que le atacaron. Cuando ambos contendientes regresaron ante el rey y contaron su historia, Breka recibió un premio, pero a Beowulf su tío le regaló su preciada espada, Nägeling, y fue reconocido por todos por su extraordinario valor.
Un día llegó a su corte un trovador que contó lo siguiente :
"Para celebrar el fin de la construcción del castillo de Heorot, el rey de Dinamarca, Hrothgar, había celebrado un gran banquete en el salón principal del castillo. Una vez acabado este, todos se retiraron a descansar dejando en el salón un cuerpo de guardia de los 32 hombres más valerosos del reino. Cuando por la mañana los sirvientes entraron, vieron con horror que todas las paredes estaban manchadas de sangre, de los hombres no había ni rastro y sólo se veían unas gigantescas pisadas ensangrentadas que se dirigían a las aguas de un lago. Todo parecía obra de un terrible monstruo: Grendel, que había sido expulsado hacía años por un mago, pero que había vuelto. El rey ofreció una cuantiosa recompensa por matar al monstruo, pero nadie se había atrevido a ello."
Beowulf se sintió enseguida atraído por la empresa y se embarcó rumbo a Dinamarca acompañado por catorce hombres.
Llegados ante el rey Hrothgar, fueron recibidos con gran alegría y después de un gran banquete el rey y su séquito abandonaron el salón quedando en él solamente Beowulf y sus compañeros. Todos los compañeros terminaron quedándose dormidos, solo Beowulf veló durante toda la noche. Casi amanecía ya cuando Grendel apareció silenciosamente. Arrancó de un tirón los cerrojos y las barras que protegían la puerta y abalanzándose dentro del salón agarró y devoró a uno de los durmientes. Agarró después un segundo cuerpo, el de Beowulf. Se entabló en la oscuridad una terrible lucha entre ambos, en la cual Beowulf consiguió arrancar de cuajo el brazo de su adversario. El monstruo huyó, herido de muerte, hacia su guarida en el lago, dejando tras de si un rastro de sangre.
Cuando amaneció tanto los compañeros del héroe como el rey y su corte contemplaron asombrados el tamaño y la fuerza del brazo del monstruo, el cual colgaron del techo de la sala.
Todo fueron felicitaciones y regalos y se festejó la victoria con un banquete. Tras el, todos se fueron a dormir, dejando a los hombres del rey de guardia, pues se creía que ya no había ningún peligro. Pero en el silencio de la noche otro monstruo apareció. Era la madre de Grendel, que silenciosamente cogió el miembro cortado de su hijo y se marchó del lugar, no sin antes llevarse a Asker, el amigo más intimo del rey.
Llegada la mañana Beowulf se ofreció a ir a matar a la madre de Grendel en el propio refugio de esta.
Siguió el rastro de sangre, hasta que llegó a una colina que sobresalía en las aguas de un pozo. En lo alto de la colina estaba la cabeza de Asker, para anunciar a los que se aventuraran en el lugar de la suerte que les esperaba. Beowulf se zambulló en el pozo y a su paso salían innumerables monstruos que le atacaban y a los que iba matando con su espada. Por fin la lucha fue con la misma madre de Grendel, a la que el héroe pudo cortar la cabeza.
Se adentró en una cueva y encontró a Grendel que aún agonizaba y le cortó también la cabeza. Llevándose la cabeza nadó hacia el exterior, tarea nada fácil pues las aguas al mezclarse con la sangre de los monstruos muertos había alcanzado tal temperatura, que se le derritió la espada.
Al volver ante el rey con este trofeo todo fueron alegría y agasajos. El rey hizo a Beowulf y a sus hombres numerosos regalos y todos juntos se volvieron felices a su tierra.
Pasaron varios años en paz, allá en su tierra, hasta que los frisios empezaron a atacar las costas del reino. Saqueaban y quemaban todo a su paso para volver luego a sus barcos y huir con rapidez. El rey Hygelas y Beowulf decidieron invadir el reino de Frisia. Pero en esta invasión el rey Hygelas fue muerto en una emboscada de los frisios y Beowuf hubo de volver a su tierra.
La viuda del rey, preocupada por las posibles discordias que pudieran producirse en el reino por la falta de un rey fuerte (Hardred hijo y heredero del rey Hygelac era aún un niño) ofreció la corona a Beowuf, pero este se negó y levantando sobre su escudo al pequeño Hardred, declaró que le protegería y reconocería como rey toda su vida.
Hardred llegó a la mayoría de edad y fue un gran rey. Pasaron años de paz hasta que llegaron al reino dos hijos del rey Othere, que se habían rebelado contra su padre. Hardred les dio refugio, pero cuando les propuso que hicieran las paces con su padre, el mayor sacó la espada y mató a Hardrer. Uno de los seguidores del rey mató al asesino, pero el pequeño de los hermanos, Eadgils, logró huir.
Esta vez Beowulf aceptó la corona. Eadgils se había convertido en rey de Suecia y vino con un ejercito a vengar la muerte de su hermano. La expedición fue aniquilada por Beowulf y Eadgils murió en la lucha.
Beowulf proporcionó cuarenta años de paz, y siendo ya anciano le llegaron noticias de que en unas montañas cercanas se guarecía un dragón que estaba asolando la comarca. Los lugareños le pidieron que les librara del monstruo, y a pesar de su avanzada edad, no quiso negarse.
Beuwulf fue a su guarida y le retó al combate. Pero las fuerzas del héroe ya no eran las de antaño, y la batalla sobrepasaba sus posibilidades. Sólo consiguió matarle gracias a la ayuda de su fiel amigo Wiglaf. Pero Beowulf había sido tan malherido que comprendió que no sobreviviría.
El dragón escondía en su guarida un enorme tesoro que sería para su pueblo, por lo cual el héroe murió feliz, porque perdía la vida en una aventura heroica, que había además proporcionado riquezas materiales a su pueblo.
Fue enterrado según su voluntad, en un montículo, desde el que podía verse el mar y que llevaría su nombre.
Al principio, érase el Frío y el Calor. El frío era Nilfheim, un mundo de oscuridad, frío y niebla. El calor era Muspell, el mundo del eterno calor. Entre estos dos mundos existía un gran vacío con el nombre de Ginnungagup. En Ginnungagup surgió la vida al encontrarse el hielo de Niflheim y el fuego de Muspell. De este encuentro entre el frío y el calor nacieron primero el ogro Ymer y después la gigante vaca llamada Audumbla. Ymer vivió de la leche de Audumbla, y de su sudor nació una pareja de gigantes, y de sus pies un hijo. Ese fue el origen de los "gigantes de escarcha", también llamados yotes.
Audumbla vivió lamiendo la escarcha en las rocas salobres, de donde surgió poco a poco el primer hombre, Bure, y de él descienden los dioses llamados asas. El hijo de Bure, de nombre Bor, se casó con la hija de un yote, Bestla, y juntos tuvieron tres hijos dioses: Odin, Vile y Ve. Odin y sus hermanos mataron a Ymer, y de su cuerpo crearon la tierra, de su sangre el mar, de su cráneo el cielo, de sus huesos las montañas, de su pelo los bosques, de su cerebro las nubes y de sus cejas un muro alrededor del inhabitable exterior. En este nuevo mundo crearon el mundo de los hombres, llamado Midgård. Luego, y para que los hombres no se sintieran solos, crearon en el centro de Midgård el mundo de los asas, Asgård, en cuyo centro crecía un gran fresno llamado Yggdrasil. Yggdrasil fue el árbol de la vida, y si muriera, significaría la destrucción total del mundo.
Yggdrasil sostenía el cielo y en su copa vivía un águila, y entre los ojos del águila un gavilán llamado Vederfølner. Por el tronco corría la ardilla Ratatosk pasando noticias e insultos entre el águila el dragón Nidhug que vivía al lado de una de las raíces de Yggdrasil. Cuatro ciervos corrían por sus ramas y el rocío que caía de su cornamenta formaba los ríos del mundo. Yggdrasil tenía tres raíces. Una yacía en Asgård, donde también se encontraba el pozo de Urd vigilado por tres nornas, encargadas de sacar agua del pozo para regar Yggdrasil. Estas tres nornas (diosas del hado) reinaban sobre el destino de los hombres y decidían si vivirían felices o no. La otra raíz yacía en Jotunheim, el mundo de los yotes (gigantes de escarcha), y aquí también se encontraba el pozo de Mimer. Era el pozo de la sabiduría y el que bebía del pozo sabría todo lo pasado y todo lo venidero. En el fondo del pozo se hallaba uno de los ojos de Odin, quien lo dio en prenda a cambio de sabiduría. La tercera raíz yacía en Niflheim, donde se encontraba también el dragón Nidhug.
En Asgård tenía Odin su casa llamada Valhal, donde vivían los guerreros vikingos muertos (Einherjerne) y las valquirias. Las valquirias eran las vírgenes guerreras o espíritus de guerra de Odin, y las que llevaban a los guerreros muertos a Valhal. Valhal tenía 540 puertas y todas tan grandes que podían entrar 800 hombres a la vez. Su techo estaba cubierto de escudos dorados, encima de los cuales caminaba la cabra Heidrun. Heidrun comía las hojas de Yggdrasil y de su ubre caía la hidromiel que bebían los guerreros. Todos los días los guerreros de Valhal salían al campo de batalla, aunque ahora sin que les ocurriera nada. Si se les caía un brazo o una pierna, las valquirias lo arreglaban por la noche. Después de la batalla venía el gran festín con mucha comida y bebida. Valhal era una especie de paraíso para los guerreros, algo que les quitaba el miedo a morir. Así se preparaban para la última batalla el día de Ragnarok, "el crepúsculo de los dioses", el día del fin del mundo.
Pues dando una vuelta por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega, asi como quien va al mercado jajajaja, he encontrado una serie de textos sobre mitologia bastante interesantes. Aqui transcribo el referente a los hijos del dios Loki.
Artero, malévolo e intrigante, Loki era originalmente un yote, pero, a temprana edad, mezcló su sangre con la Odín y, por ende, fue aceptado como un asa.
Loki era un bromista y acabó mal. Traicionó a los asas y causó la muerte de Balder. Como castigo por este acto nefando, fue encadenado bajo una serpiente que goteaba un veneno letal y corrosivo sobre su rostro. Pero su fiel esposa, Sigyn, permaneció pacientemente a su lado sosteniendo un cuenco grande para recoger la sustancia ponzoñosa. Mas de vez en cuando, tenía que volverse para vaciar el cuenco, y entonces el veneno caía en la faz de Loki, haciéndole retorcerse con tanta violencia, que el mundo entero se estremecía. Esto es lo que se llama terremoto. Loki tenía hijos en Åsgard y también otros descendientes más extraños. Con la ogresa Angerboda fue padre del Lobo Fenris, de la Serpiente Midgard y de Hel; y con el semental Svadilfare fue madre (!) del caballo Sleipner.
El Lobo Fenris era una bestia verdaderamente monstruosa. Se crió en Åsgard, pero adquirió un tamaño tan descomunal y se volvió tan fiero y peligroso, que sólo el dios Tyr osaba alimentarlo. Los asas hicieron que los enanos forjaran una cadena irrompible, Gleipnir, hecha del sonido de los pasos de un gato, la barba de una mujer, las ráices de una roca, los tendones de un oso, el hálito de un pez y la saliva de un pájaro. (De ahí que los pasos de un gato no hagan ruido, las mujeres no tengan barba, etc.) Con gran astucia, lograron encadenar al lobo tan fuertemente que apenas podía moverse, y le metieron una espada en la boca, de suerte que siempre estaba con la fauces abiertas, incapaz de morder. Sólo cuando acabe el mundo, podrá liberarse finalmente de sus cadenas...
El segundo vástago de Loki y de la yote Angerboda era una serpiente. Los dioses la arrojaron al mar, donde, con el tiempo, creció de forma tan increíble que la llamaron Serpiente Midgard, porque circundaba la tierra entera mordiéndose la cola con la boca.
Ello no obstante, tal vez fuese el último de los tres retoños de Loki y Angerboda quien causara más aflicciones a los dioses y al género humano. Era una doncella monstruosa, medio blanca y medio negra azulada. Fue expulsada de Åsgard y se afincó muy al norte, donde creó el reino de los muertos, un mundo subterráneo, gris, frío y húmedo, llamado Hel, como ella. Todo aquel que moría de enfermedad o senectud iba a parar a Hel, donde llevaba una existencia triste y sombría. La propia reina de los muertos parecía un cadáver, y todo lo que poseía tenía nombres que recordaban la fría "vida" de la tumba. En tiempos pasados, cuando la gente sentía la presencia de fantasmas, se decía que "la Puerta de Hel está abierta". El día de la Gran Batalla Final, Hel y su ejército de muertos combatirán contra los dioses.
Según la profecía de la Sibila, el mundo sería destruido por una batalla entre los dioses y los poderes malévolos, y cada uno destruirá al otro.
Los Ases toleraron la presencia del mal entre ellos, personificado por Loki el embaucador. Se dejaron llevar por sus consejos, permitieron que les involucrara en toda clase de dificultades de las cuales lograban salir sólo al precio de separarse de su virtud o la paz, y poco a poco le fueron permitiendo a Loki tener tal dominio sobre ellos, que no dudaba en robarles sus más preciadas posesiones: la pureza, o la inocencia, personificada por Balder el bondadoso, etc...
Demasiado tarde se dieron cuenta de lo maligno que era este espíritu, hasta que hubo encontrado un hogar entre ellos y, demasiado tarde, desterraron a Loki a la Tierra, donde los hombres, siguiendo el ejemplo de los dioses, fueron corrompidos por su siniestra influencia. La Batalla Final empezaría cuando Loki logre escaparse de su castigo por haber instigado a Hodur para que matase a su hermano Balder. Según se vaya acercando el fin, habrá escasez y discordias, Ragnarök. Los hermanos se matarán entre sí y los hijos no perdonarán a sus padres. Habría tres años de invierno, Fimbul, después de que la vieja giganta Gulveig-Hoder pariera una manada de lobos, de los cuales uno de ellos empezará a perseguir a Sol y Luna (Mani): Managarm.
Viendo que el crimen predominaría y que todo el bien sería desterrado de la Tierra, los dioses verán que las profecías se empezaban a cumplir y que la sombra de Ragnarök estará ahí. Sol y Luna, temerosos, conducirán sus carros, mirando hacia atrás, sabiendo que los lobos les estarán persiguiendo y que pronto les alcanzarán y les devorarán. Conocen sus destinos, pero aún así continuarán su recorrido y se enfrentaránn a su final. Y al desaparecer sus sonrisas, la Tierra se volverá triste y fría y el terrible invierno Fimbul comenzará. Los vientos soplarán desde el Norte y la tierra se helará. Este severo invierno ya hemos dicho que se prolongará durante tres estaciones completas sin descanso, seguido por otros tres, igual de duros, durante los cuales toda la alegría abandonará la Tierra y los crímenes de los hombres aumentarán y todos los sentimientos de humanidad y compasión desaparecerán.
En los nichos de Ironwood, la giganta Angerboda, alimentaría a los lobos: Hati, Sköll y Managarm. Los alimentará con las médulas de los huesos de los asesinos y los adúlteros y tal será el predominio de estos crímenes que nunca se les acabará la comida. Diariamente irán ganando fuerzas para perseguir a Sol y a Luna y finalmente, lograrán alcanzarlos devorarles, inundando la tierra con sangre de sus fauces goteantes. Ante terrible conclusión, la tierra se estremecerá; las estrellas, asustadas, caerán desde el firmamento.
El Lobo Fenris se librará de sus cadenas y, con las fauces abiertas, devorará el mundo. Sus ojos arderían y su aliento arrojaría llamas.
Loki será también liberado preparando un navío fantasmal, Naglfar, hecho de uñas de hombres muertos, con una tripulación de cadáveres en putrefacción, zarpando desde el reino de su hija Hel. La Serpiente Midgard, Jormagundr, despertada por el alboroto general y con inmensos retorcimientos y conmoción, por lo que los mares serán azotados con enormes olas como nunca antes habían alterado las profundidades del mar, se arrastrará hasta la tierra y se incorporará a la terrible batalla. Una de las grandes olas, agitadas por los esfuerzos de Jormagundr, será la que ponga a flote a Naglfar.
De un espeso banco de niebla, hacia el Norte, otra embarcación partirá pilotada por Hrym, en la que todos serán gigantes de hielo, armados por completo e impacientes por entrar en batalla contra los Ases, a quienes siempre habían odiado con todas sus fuerzas. Al mismo tiempo, Hel, la diosa de la muerte, saldrá por una grieta en la tierra desde su reino de muertos, seguida de cerca por el sabueso de ésta, Garm. Con ella, el resto de los malhechores de su lúgubre reino y el dragón Nidhug, que sobrevolaría el campo de batalla, transportando cadáveres sobre sus alas.
Al mismo tiempo, el dragón Nidhug roerá la raíz del fresno Yggdrasil, que hará estremecer hasta a su rama más alta. El gallo rojo Fialar, posado en lo alto del Valhalla, cacareará en alto la alarma, que será inmediatamente repetida por Gullinkambi, el gallo en Midgard, y por la rojiza ave de Hel en Niflheim. Heimdall, observando la llegada de Ragnarök y oyendo el estridente chillido del gallo, tocará inmediatamente el cuerno Giallar con el sonido esperado durante tanto tiempo, y que se oiría en todo el mundo. Al oírlo, los Ases y los Einherjar se levantarán de sus divanes dorados saliendo de El Valhalla.
La sangrienta y decisiva batalla final se librará en el Llano de Vigrid, como Vafthrundnir había presagiado mucho tiempo atrás, que se extendía delante del Valhalla.
De Muspellsheim, vendrían multitud de jinetes armados con espadas de fuego, partiendo súbitamente el cielo en dos, y cabalgando a través de la enorme brecha Surt con su espada flameante, seguido por sus hijos y, mientras atravesaban el puente Bifröst con la intención de arrasar Asgard, el glorioso puente se hundirá con un estruendo bajo las pisadas de sus caballos y comenzando todo a arder.
Tan pronto como desembarque, Loki dará la bienvenida a estos refuerzos con alegría y, colocándose en cabeza, marchará con ellos hacia la lucha. Los dioses sabrán muy bien que su fin estrá ya cerca y que su debilidad y falta de previsión les hará estar en gran desventaja, pues Odín sólo tenía un ojo, Tyr una mano y Freyr nada, excepto un cuerno de venado con el que defenderse, en vez de su invencible espada. Sin embargo, los Ases no mostrarán señales de desesperación, se pondrán sus más ricas vestimentas y cabalgarán alegremente hacia el campo de batalla decididos a poner un alto precio a sus vidas.
Mientras reunan sus fuerzas, Odín descenderá una vez más hasta el manantial de Urd, donde bajo Yggdrasil derribado, se sentarán aún las Nornas con los rostros cubiertos y guardando un silencio obstinado, con su tela rasgada a sus pies. El padre de los dioses susurrará de nuevo un comunicado misterioso a Mimir, tras el cual montará sobre Sleipnir para reunirse con el ejército que le esperaba.
Los combatientes se encontraban ahora congregados en las vastas extensiones de Vigrid. A un lado, se alinearán los severos pero tranquilos rostros de los Ases, los Vanes y los Einherjar, mientras que en el otro se reunirán el abigarrado ejército de Surt, los sombríos gigantes de hielo, el pálido ejército de Hel y Loki y sus horribles seguidores, Garm, Fenris y Jormagundr, estos dos últimos, arrojando fuego y humo, y nubes de vapores tóxicos y mortales, que llenarán todo el cielo y la tierra con su venenoso aliento.
A la cabeza de los dioses estará Odín, que será de entre los dioses la primera víctima al ser devorado por Fenris. A cada momento triunfante de la lucha, su tamaño colosal asumirá proporciones aún mayores, hasta que finalmente, sus fauces abiertas de par en par abarcarán todo el espacio entre el cielo y la tierra, y el repugnante monstruo se abalanzará furiosamente sobre el padre de los dioses engullendo su cuerpo entero dentro de su horrible estómago. Su hijo Vidar correrá a vengarle y atravesará la mandíbula del lobo dándole muerte de una patada, arrancándole la cabeza y clavándole un puñal en el corazón.
El dios Freyr fenecerá a manos del gigante Surt. Thor y la Serpiente Midgard se matarán mutuamente, ya que aunque aplaste el cráneo de la serpiente con Mjöllnir no podrá reistir a causa de los venenos respirados en la lucha. Loki y Heimdall se matarán uno a otro. Tyr morirá también, después de haber matado a Garm, a consecuencia de las mordeduras que éste le había causado. El resto de los dioses y todos los Einherjar se enfrentarían a enemigos dignos de su coraje.
Desaparecidos todos los dioses que protegían a los hombres y todos los Einherjar, éstos mueren, y la misma tierra pierde su forma. Surt arrojará súbitamente sus ardientes tizones sobre el cielo, la tierra y los nueve reinos de Hel. Las estrellas que queden se desprenderán del cielo y caerán, el fuego lo cubrirá todo y el Universo se conviertirá en un infierno. Las llamas alcanzarán los palacios dorados de los dioses, que se consumirán por completo. La vegetación sobre la tierra se destruirá de forma similar y el terrible calor hervirá todas las aguas. El gran incendio se propagará violentamente hasta que todo se consuma, cuando la tierra, ennegrecida y llena de cicatrices, se hunda lentamente bajo las olas hirvientes del mar. El mundo se consumirá en llamas prendiendo a Yggdrasil, quedando el mundo reducido a cenizas y hundiéndose en el mar definitivamente.
Después de la destrucción se creará un nuevo mundo. La tierra, depurada por el fuego y purificada por su inmersión en el mar, emergerá de nuevo y será iluminada por el Sol, cuyo carro estará conducido por un hijo de éste, nacido antes de que el lobo hubiera devorado a su madre. El nuevo Sol no tendrá imperfecciones como el primero y sus rayos ya no serán tan ardientes como para tener que situar un escudo entre él y la tierra. Estos rayos harán que la tierra renueve su manto verde y crezcan flores y frutas en abundancia. Una tierra nueva, verde y hermosa con recursos inagotables.
No habrá hambre, ni frío, ni mal. Asgard habrá desaparecido, pero allí regresarán los Ases que sobrevivan a Ragnarök. A la cabeza de los nuevos dioses estarán aquellos de los antiguos dioses que no cometieron falsedades, perjurios ni crímenes y que se salvaron por ello de la destrucción. Todos los dioses que representaban las fuerzas en desarrollo de la Naturaleza fueron asesinados en la batalla.
El primer dios en resucitar será Balder, que junto a su hermano Hodur, con quien estaba reconciliado y con el que viviría en perfecta amistad y paz. Odín no volverá pero sí sus hijos Vali y Vidar y los hijos de sus hermanos Vile y Ve. Vali y Vidar eran las fuerzas de la Naturaleza, que regresarían a las tierras de Ida, donde se les unirán Modi y Magni, hijos de Thor y personificaciones de la fuerza y la energía, que rescatarán a Mjöllnir, y junto a ellos caminará Hoenir.
Fue así como, caminando un día sobre el largo césped de Idavold, encontrarán de nuevo los discos de oro con los que los Ases habían acostumbrado a jugar. Cuando el pequeño grupo de dioses se vuelva tristemente hacia el lugar donde se habían alzado una vez sus moradas señoriales, se darán cuenta de que Gimli, la morada celestial más elevada, con su techo de oro en lo alto, no había sido consumida. Allí descubrierán que se había convertido en el lugar de refugio de la nueva casta de dioses.
Entre los sobrevivientes sólo habrá una mujer, Lif, y un hombre, Lifthrasir, que se refugiaron durante la batalla en el Bosque de Hodmimir (Bosque de Mimir), escapando y sobreviviendo de las aguas para refugiarse cuando Surt había puesto el mundo en llamas. Habían caído en un tranquilo sueño, inconscientes de la destrucción a su alrededor y habían permanecido allí, alimentados por el rocío de la mañana, hasta que fue seguro para ellos el volver a salir. En ese momento tomarán posesión de la tierra regenerada, que sus descendientes poblarán y sobre la cual tendrán un dominio completo. Emergrán entonces de las profundidades del bosque de Hodmimir. De ellos nacerá una nueva raza humana protegida por los nuevos y mejores dioses.
Además, existían otras dos mansiones, una reservada para los enanos y la otra para los algunos gigantes, pero ya que estas criaturas no tenían libertad de voluntad y ejecutaban ciegamente los decretos del destino, no serán consideradas responsables de ningún daño que hubieran causado, y por tanto no serán consideradas merecedoras de ser castigadas.
Se decía que los enanos gobernados por Sindri, ocuparían un palacio en las montañas Nida, donde beberán el aguamiel, mientras que los gigantes establecerían su residencia en el palacio Brimer, situado en la región Okolnur (no fría), pues el poder del frío será completamente aniquilado y ya no existirá más hielo. (Mitología.net)
Son quizás las féminas mas conocidas de la mitología escandinava, las vírgenes guerreras enviadas por Odín a rescatar a los caídos en batalla para conducirlos al Valhalla, donde preparan las mesas y les escancian la hidromiel: Gugr. Rota, Norn, Skuld y otras cinco desempeñan esta función, siendo la más conocida Brunilda, que por desobedecer a Odín perdiese la inmortalidad y fuese desposada por Sigfriedo, el hombre sin miedo, como se relata en la leyenda de los Nibelungos.
Los guerreros del Valhalla, los Einherjar, esperan la llegada de la Batalla Final, alimentándose de la carne del jabalí Saehrimnir. Cada día lo cuecen y a la tarde está entero.
Un héroe a punto de morir sabe que una valquiria vendrá en su busqueda para llevarlo a la morada de Odín, lo que lo hace feliz. Los nórdicos consideraban una vergüenza morir de vejez o enfermedad, pues eran un pueblo valiente y guerrero, si llegaban a saber que iban a morir sin combatir entonces ellos por si solos se hacían heridas en el cuerpo con la esperanza de que Odín los aceptara como guerreros héroes.
A diferencia de todos los demás paraísos prometidos por las religiones del hemisferio oriental- su atractivo, su placer prometido (además de estar en presencia de Odín) era estar en compañía de los correligionarios, comiendo y luchando, alternativa e incesantemente. Nunca se habló de placer sensual que no fuera banquete, o lizas con heridas que restañaban automáticamente, al llegar de nuevo la hora de comer. Estaban las nueve robustas y sanas Valkirias, las virginales amazonas de la guerra, despojadas de sus armaduras y vestidas de blanco, para cumplir con su único deber: atender a los comensales, Ilevándoles fuentes llenas de tajadas de jabalí y jarras de hidromiel, para que renovasen fuerzas y se pusieran a combatir a fondo, sin rencor, hasta que les llamaran para la cena. (Mitologia.net)